-La Duquesa Salandra Romanov Decados, Duquesa de Cádiz, Embajadora ante la Corte Imperial, Señora de Elibyrge y las tierras circundantes, Cabeza de Jakov.- La voz del chambelán llenó brevemente la fría sala de la corte, completamente vacía en aquel momento. Con una excepción. El hombre sentado en un trono que aún no le pertenece pero lo haría en el futuro. Y, pocos momentos después, la bella mujer que entró por las enormes puertas ricamente decoradas. Tras su paso, las enormes jambas se cerraron con un crujido notorio, mientras ella caminaba hacia el trono con seguridad, la misma confianza que transmitía su voz cuando comenzó a hablar. -No necesito de mis agentes e informes para saber que el Príncipe no murió tranquilamente en la cama, y que sus últimas palabras no fueron el aliento paternal de escogeros como su heredero. Del mismo modo que esta corte no sufre una plaga de trágicos accidentes de caza. Como siempre, actuáis sin molestaros en cubrir vuestras huellas.- -Y sin embargo, aqu